-¡Benita!.
¡Beeniitaa!.
¡Beeeniiitaaa!. ¿Dónde estás, que no oigo tu cascabel?.
Al escuchar los gritos de la señora Julia, la gata Benita se levanta; pero, al empezar a caminar, descubre que no suena el clinclín y, consecuentemente, cae en la cuenta de que ha perdido el cascabel.
Así comienza esta divertida historia, donde se nos hace partícipes de la búsqueda apresurada del cascabel por parte de esta gata pillina y tierna.
Reseña de la editorial